El equipo electrónico va alimentado a 220V, o a baterías de 12 voltios, que se recargan mediante placas solares. La sonda transmisora dispone de un cable de 35 metros y por medio de un flotador se mantiene sumergida a unos 10 cm, por debajo de la superficie del agua por la que esparce las ondas ultrasónicas en un radio de unos 400 metros.